Publicado originalmente el 01/03/2011 en Asiantravel2010.blogspot.com
Hola a todos!
Se terminó el viaje. Me vuelvo. Apenas me quedan ya unas pocas horas para cojer el avión que me lleve de vuelta a Europa mañana. Y aunque supongo que os veré a la mayoria casi antes de que termineis de leer este último email, aquí va mi ultima historia.
El ultimo mes ha sido muy distinto a todo lo que habiamos vivido hasta ahora y aunque no nos hemos movido del tranquilo pueblo de Pokhara, no han faltado historias y emociones para celebrar el final de nuestro viaje. Ha sido quizas la parte mas emotiva del medio año que hemos pasado en Asia. Hemos conocido gente de la que nos ha costado despedirnos, especialmente de todos los niños con los que hemos pasado este último mes en nuestro voluntariado. Volver a Pokhara fue una gran idea. Nepal nos cautivo desde que llegamos por primera vez hace más de 3 meses y volver para quedarnos en un lugar fijo sin viajes en la esquina, nos abrió las puertas a conocer en profundidad este pais y su gente.
En profundidad quiere decir en lo bueno y en lo malo. Nepal no es solo la cuna de las montañas mas grandes del mundo y de paisajes paradisiacos, que ya describí en mi anterior email. Nepal es también oficialmente el país mas pobre de Asia. La pobreza no es tan visible como en India o China por ejemplo, porque el país está tan poco desarrollado que al no haber infraestructuras, todo parece un idílico paisaje de montaña. Pero la realidad es bien distinta, tasa de desempleo del 50%, solo la mitad de la poblacion sabe leer y escribir y el 60% vive con menos de 2 dolares diarios.
La ONG con la que trabajamos se dedicaba principalmente a la educacion ayudando en centros de prescolar y subvencionando a familias necesitadas. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo rodeado de niños de entre 2 y 5 años, enseñando ingles, ayudando en las tareas de mantenimiento del centro, trabajos administrativos y jugando con los niños cada día. Visitamos zonas de chabolas con familias que ganan menos de dos dolares al dia. Viajamos hasta la otra parte de Nepal para ver el único hospital de cancer de Nepal, donde visitamos a Aakrita, una niña de Pokhara con leukemia a la que la fundación trata de ayudar recaudando fondos. Desgraciadamente no era la única en la misma situación.
Intentamos usar nuestros conocimientos de la mejor manera posible. La ONG era una fundación de ‘ven y ayuda con lo que sepas hacer’. Así que pronto me encargaron la parte tecnológica y ayudaba con sus trabajos en internet y las páginas web. Empecé a fotografiar a los niños cuando me cogieron confianza y después de ver los resultados, nació la idea de vender un libro para recoger fondos.
Despues de cruzar dos desiertos, una jungla, la cordillera montañosa mas grande del planeta, alguna de las ciudades mas concurridas del mundo y muchísimos lugares de dudosa seguridad, nunca imaginé que el lugar más peligroso para mi camara se encontraria en el patio trasero de un colegio de prescolar. Desde que saque mi cámara por primera vez, el enjambre de pequeñajos se avanlazaron sobre mi, todos se peleaban por ser el primero en las fotografias, todos querian verse en ellas, ponian sus dedos sobre la lente que tenia que limpiar una y otra vez, e intentaban tocar todos los botones de mi cámara. A punto estuvieron de formatear todo mi trabajo varias veces, que solo conseguí salvar en un último instante ya con el miedo en el cuerpo.
Fotografié mas de 100 niños, visitamos varios centros de preescolar y entrevistamos a sus familias, intentando contar la vida de Nepal a traves de estos pequeñajos. Fue estremecedor ir descubriendo poco a poco las historias de todos esos niños con los que tanto habiamos jugado. Detras de esas eternas sonrisas y caras de felicidad, se escondian las dramáticas historias de sus familias.
Un mes después, terminamos el libro y hoy ya se puede ver y leer por completo en internet (y comprar). Echarle un vistazo al menos, las historias valen la pena (y las fotografias son mias:). Si os gusta, nunca es un mal dia para colaborar con una buena causa.
No espereis conclusiones ni despedidas emotivas. Con los pies todavia en Katmandhu y con la mente casi ya de vuelta en Europa son demasiadas las imágenes y emociones que pasan por mi cabeza como para intentar ponerlas en orden. Después de alrededor de 20,000 kilometros de viaje por tierra, todas las experiencias vividas se mezclan en una confusa y caótica sucesión de imágenes. Me vuelvo con 18,000 fotografías y 3 diarios, cada foto o cada pagina será para mi una pequeña ventana a todo lo vivido. Solo el tiempo pondrá cada cosa en su sitio.
Solo se que ha sido un placer olvidarnos por medio año de la presión del tiempo, dejar de mirar los relojes, viajar con la libertad de no venir de ningún lado ni de ir hacia ningún lado, saber que una mochila es mas de lo que uno necesita y poder convertir en realidad alguno de mis sueños. Solo espero que esta no sea la experiencia de una vida y solo sea el principio de muchas mas.
El resto de la historia ya os las contaré en persona.
Hasta muy pronto!
Pablo
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