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Fotografiar París no es tarea fácil. Cierto que la ciudad es extremadamente fotogénica, pero son tantos y tan buenos los fotógrafos que han dejado su huella en esta ciudad, que cuando uno camina por su calles no puede dejar de buscar el París de Cartier-Bresson o Doisneau. Un París que ya no existe o que quizás nunca existió, que quizás solo sucedió durante una fracción de segundo, imperceptible para todos nosotros y que solo las cámaras de estos genios consiguieron inmortalizar.

Salvando las distancias, al menos intenté divertirme un buen rato con esta ciudad, origen y precursora de la street photography, donde se dice que ya no es posible obtener una fotografía original porque sencillamente ya se han hecho todas.